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Cabalgata a la laguna Cayutué

Actualizado: 5 nov 2020

De tanto pasear por el sur y de conocer los lugares "clásicos", me surgió la profunda duda de los lugares "no tan tipicos". ¿Cuales serian? y ¿cómo llegaría? Me dediqué una semana a conversar con personas de la zona para poder saciar esta intriga. Pero todos me recomendaban los clásicos, cosas que ya había hecho o que sabía que era lo común hacer. La verdad, me costó encontrar a alguien que estuviera dispuesto y supiera cumplir con mis expectativas.

En una conversación lo encontré: Gustavo Neumann, en su rubro también conocido como el “Che”. Nos conocimos porque hace unos días habíamos andado a caballo en Las Tranqueras (mi primera vez arriba de un caballo). Como él llevaba tantos años siendo guía de cabalgatas supuse que conocía lugares que pocos saben cómo llegar.


Gustavo tiene pinta de escocés (y lo es de sangre) pero cuando habla todo lo sureño que tiene le sale hasta por los poros. Supongo que es porque ha vivido en el sur toda su vida. Pero los detalles de este hombre los voy a dejar para otra publicación.


La travesía para llegar a la maravilla del Cayutué partió a las 8:00 am con un día que no se había visto durante toda la semana. El sol radiaba y calentaba, incluso en la mañana. Estaba tan despejado que podía ver todos los volcanes. Era un día perfecto.


Desde el Hotel Cabaña del Lago (Puerto Varas) fuimos en auto por la ruta 225 hasta llegar a Ensenada. Desde ahí continuamos hacia el sur pasando por el poblado de Ralún. Cruzamos un puente sobre el río Petrohué y continuamos unos 5 minutos por el camino que va en dirección a Cochamó, en el primer desvío doblamos a mano izquierda y por ahí anduvimos hasta llegar a la casa de Rodrigo Alegría (quien en este caso nos esperaba con los caballos).



Aquí empezó la travesía a caballo. Anduvimos unos 45 minutos en un camino de ripio para luego adentrarnos en un bosque de Ulmos, Coihues, Arrayanes, Lumas y Tepas.



Este sendero es el sur en su máxima expresión. Lleno de árboles nativos, que al estar tan tupidos otorgan un clima húmedo. El sonido ambiente de los pajaritos y bichos. El río, que además de ser parte del ruido ambiental, agrega su cuota de olor a tierra al entorno, algo muy valorable para alguien que viene de Santiago como yo. Y algo totalmente novedoso para mí: compartir esta experiencia con un animal, tratar de conectarse con él para saber cómo va. “El conjunto de todo esto debe ser la magia del sur” pensé.


Era mi segunda vez arriba de un caballo y pasé algunos sustos de principiante, sobre todo en la bajada. Mi guía me decía que la técnica era bailar ulaula y soltarse. Y yo como nunca bailé ulaula no pude seguir sus consejos, y quizás, me costó más de la cuenta “relajarme” (de hecho en varias partes pasé con los ojos cerrados).



Pero todo susto vale la pena al llegar al destino final.




La laguna Cayutué parecía un espejo del cielo, las montañas y los arboles. Estaba rodeada de bosques nativos y tenía una vista privilegiada al volcán puntiagudo. No había viento. Y a pesar de que había carpas de personas en algunas partes, el silencio del lugar era total.

Hacía tanto calor que me arrepentí de no haber llevado mi bikini. Por lo menos Gustavo había llevado mucha comida (que se la comió toda él) y cervezas. Era para quedarse en este lugar un día entero.





Mis recomendaciones para la laguna Cayutué son:


-Ir con alguien que conozca el lugar, de lo contrario es difícil llegar. En mi experiencia les recomiendo a Gustavo, sabe mucho del lugar y lleva comida rica.

-Llevar bloqueador y traje de baño (si van en verano).

-Ir respirando para notar cómo van cambiando los olores de la tierra. Eso relaja.

-Si nunca han andado a caballo no es una limitación. Esta fue la segunda vez que me subí a uno y la primera había sido 2 días antes.



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