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El Coihue de los columpios, un rincón mágico escondido en Cochamó

El valle de Cochamó es conocido por los trekking que se pueden hacer, y el pueblo es un clásico para el turista que pasa por ahí. Conocer la iglesia y caminar por la costanera es lo básico que alguien que pasa por Cochamó hace.


Pero hace un año ha surgido un nuevo atractivo turístico que no puedo dejar de recomendar y que para mi gusto debe ser una parada obligada para todo aquel que ande por la zona.

Cuando escuchamos hablar del “Coihue de los columpios” lo primero que hicimos fue mirar fotos. Instantáneamente lo supimos, necesitábamos nuestra postal en ese lugar.


Así fue como en el pueblo empezamos a preguntar, todo indicaba que teníamos que ir al sector ”El Bosque”. En un punto nos confundimos, no sabíamos si íbamos bien o mal, así que como buenas chilenas le preguntamos al primer peatón que nos cruzamos. “Si van bien, sigan el camino y van a llegar, va a estar señalizado”. El camino era de ripio y en algún minuto nos patinó el auto (nada nuevo cuando uno anda en el sur sin un 4x4).


Lo que más alegábamos era la falta de carteles que indicaran bien hacia dónde teníamos que ir, pero con las referencias de los transeúntes lo logramos. Llegamos a una casa, nos recibió Bernardo, el dueño. Para nuestra mala suerte y poca preparación lo que ahora tocaba era un trekking de unos 20 minutos. Nuestras zapatillas blancas quedaron negras, y nuestras piernas más firmes que nunca. Cada metro que subíamos era una vista mejor del estuario de Reloncaví.


Desde la casa el trekking nos pareció inofensivo, porque incluso uno alcanzaba a ver los columpios, pero una vez que estábamos caminando (sin los zapatos adecuados y con un calor que nos pilló desprevenidas) se nos hizo un poquito cansador. Destaco este punto, porque considero importante tenerlo en cuenta, sobre todo para alguien que no esté acostumbrado a hacer actividad física.


Bernardo también ofrece el servicio de traslado hasta arriba, ideal para familias que anden con niños chicos, gente mayor o personas que no se sientan capaces de hacer la caminata.


Cuando llegamos todo me pareció tranquilo. Tuve la sensación de volver a ser chica, reviví esa felicidad de llegar a una plaza, solo que ahora con 23 años.

El lugar era perfecto y el día despejado nos acompañaba. Un coihue gigante era el que convertía un bosque común en un lugar mágico. Fue instantáneo, este lugar se convertía en uno de mis favoritos del sur.

El columpio te daba todas las opciones, tranquilo o más adrenalínico. Podías solo sentarte y balancearte un poco, o retroceder más y desde un escalón impulsarte (recomiendo esta opción).



La sensación es indescriptible, una mezcla de felicidad, libertad, admiración y conexión. Había olvidado que solo el hecho de columpiarme podía hacerme sonreír. Ahí en las alturas de Cochamó, con el viento en la cara y colgando de un Coihue todas mis preocupaciones se habían desvanecido.





Este lugar es perfecto para conectarse con la naturaleza y con nuestro niño interior. Olvidarnos de todo por unos minutos y mirar lo que tenemos al frente, los cerros, las montañas y los ríos. Este lugar es mágico y muy distinto a lo que uno acostumbra a hacer en el sur.




La idea de este proyecto nace de Marina, Bernardo y José, una familia que toda su vida ha vivido en la zona. Sus ganas de hacer turismo siendo sustentables son las que los llevan a esta ingeniosa idea. Ahora su nuevo proyecto es un columpio todavía más alto, y no me queda otra opción que volver para poder escribir sobre su nuevo invento.


Marina y Bernardo

José, Marina y Bernardo



Recomendaciones:

- No frustrarse si al principio se sienten perdidos, vayan preguntando, por la zona todos saben dónde queda.

- Ideal un auto alto (sino, no es problema, nosotras lo logramos en el más bajito de la historia).

- ¡Cámara de fotos!

- Es el sur, por lo que recomiendo ropa de dos extremos: Bien veraniega y una parka por si les toca lluvia.

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