Es un día muy sureño. A ratos sol, a ratos lluvia. No sé muy bien cómo vestirme, y la verdad importa poco y nada porque lo único que necesito es un traje de agua para aguantar más de un minuto adentro del Llanquihue.
Las ganas de tener una clase de windsurf surgen por la necesidad de mostrarle a la gente, local y de afuera, que este lugar es un must para incursionar en este deporte. Así fue como iniciamos la búsqueda de un profesor de windsurf, y no fue tan fácil como esperábamos.
Después de días buscando y preguntando, llegamos a Cristóbal Clément, en la zona más conocido como Tatán.
Literalmente caminé solo 5 minutos desde el Hotel Cabaña del Lago hasta la playita donde me esperaba Cristóbal.
Clément tiene 21 años, y anda con un moño que no me deja deducir muy bien cuántas rastas tiene. De lejos se nota que lo suyo son los deportes, y me queda claro cuando me explica que a los 13-14 años aprendió él solo a windsurfear. Me sorprendió, porque no considero que sea un deporte fácil. Después de conversar un rato lo entendí todo, Clément está acostumbrado a una vida outdoor y deportiva. Probablemente en Puerto Varas lo conocen más por ser un hombre de montaña.
Antes de partir, le pregunto por qué debería confiar en él y me da una respuesta que me hace sentir tranquila, “para mí siempre lo más importante es la seguridad. Me preocupo de que mis alumnos se sientan seguros, así que me meto al agua y voy siempre al lado de ellos. Además, trato de que nos quedemos cerca de la orilla por cualquier cosa”. A todo esto se le suma una explicación en tierra de todo lo que hay que saber antes de entrar al agua.
La idea de la escuela que está iniciando Tatán es preparar a sus alumnos para que queden navegando solos, y dice que para eso se necesitan entre 4 y 5 clases. También creo que es una buena opción para los que saben navegar pero quieren mejorar.
Qué bueno fue encontrarme con alguien que pensaba exactamente lo mismo que yo, al Llanquihue le falta más vida en el agua. “Sueño con ver el lago lleno de velas. Que los colegios traigan a los niños a practicar deportes en el agua”, dice en un tono de voz calmado.
Para Tatán la mejor época para windsurfear en Puerto Varas es en el invierno. “Cuando hay temporales y se arman olas es muy entretenido para saltar. Sale viento norte que es bien bueno”. Claramente Cristóbal tiene un alma bastante más extrema que la mía, pero me tranquilizó que el Llanquihue fuera su casa. Y así me sentí lista para entrar al agua. Una vela, según él, chica pero que desde mi metro sesenta parecía excesivamente enorme.
Sonaba algo a lo que decidí llamar techno pachamamico. Muy adhoc a mi minuto sport del día. Cuando entré al agua y vi el Osorno de fondo me pareció un paisaje casi de mentira. Sentía el agua congelada pero pasaba a segundo plano con lo entretenido que era estar metida en un lago sureño aprendiendo algo nuevo.
Uy, como duelen los brazos a ese cuarto intento de subirse a la tabla. Me sentía un desastre. Desparramada en el agua y tratando de subirme a la tabla para hacer un intento de levantar la vela nuevamente. Las caídas ya eran parte de mi adn.
Tatán no fallaba en darme ánimos. Incluso me decía que no era su peor alumna (algo que nunca sabremos si dijo enserio o solo para no hacerme sentir mal.)
En resumen, la clase fue divertida y difícil. Yo y mi nula fuerza de brazos hicimos todo más complicado de lo que puede hacerse. Lo peor era que entendía todo lo que Cristóbal me decía, pero no era tan fácil ponerlo en práctica, y eso de verdad puede llegar a ser frustrante (muy).
Destaco lo bueno que es Tatán explicando. Además, su aura pacifica da confianza para no tener miedo en ningún minuto. En mi experiencia de una sola clase me atrevo a decir que el windsurf es un deporte técnico, pero que con practica y un buen profesor se puede lograr sacar adelante en menos de lo esperado.
Recomendaciones
- Si buscan profesor, dejo recomendado a Tatán, (@tatanclementeller)
- Sí o si crocs o chalupas outdoor para pasar las piedras (yo fallé en este punto)
- Traje de agua porque osino que friiiiio
- Bloqueador
